El lunes 30 de diciembre, el arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, dirigió un apasionado llamado a la sociedad durante la Homilía del acto de Traslación de los restos del Apóstol Santiago. En un momento en el que las divisiones políticas parecen reinar, Prieto instó a los fieles a "alzar la voz sin miedo en defensa de quien está sufriendo", enfatizando la importancia de no perder la sensibilidad evangélica frente a las realidades que enfrentan las personas migrantes. A su juicio, es inadmisible que los migrantes y refugiados sean utilizados como instrumentos en luchas políticas, considerando que ya cargan con un profundo dolor por el desarraigo y los abusos sufridos a manos de las mafias.
Esta intervención se dio en respuesta a la ofrenda presentada por el delegado regio, Miguel Santalices, presidente del Parlamento gallego, quien abordó una serie de preocupaciones sociales en su petición al Apóstol. Entre los temas mencionados se incluyeron las víctimas de la violencia, las desigualdades sociales, los damnificados por la DANA, así como los problemas de salud, vivienda y la equidad en la financiación autonómica, reflejando así un amplio espectro de la actualidad gallega.
La jornada de ofrenda al Apóstol Santiago, una tradición que se celebra anualmente antes de la llegada del nuevo año, se llevó a cabo bajo un brillante sol invernal. Este día fue marcado por la presencia de autoridades civiles, culturales, sociales y militares, quienes asistieron a la revisión de tropas en la emblemática Praza do Obradoiro. Posteriormente, la comitiva realizó una procesión hacia la Catedral, donde se celebró una Eucaristía durante la cual Miguel Santalices presentó su ofrenda.
En su inspiradora Homilía, monseñor Francisco José Prieto no olvidó a aquellos que sufren en el mundo por injusticias, guerras, violencia o la explotación de mujeres y niños. Hizo un llamado a valorar la acogida de refugiados y migrantes, insistiendo en que esta debe hacerse "desde la legalidad y la fraternidad". Es un momento crucial, no solo para el individuo que sufre, sino para la sociedad en su conjunto, al fomentar una cultura de acogida y solidaridad.
El arzobispo también designó palabras de recuerdo para los damnificados por la catástrofe de la DANA que azotó la región hace dos meses, subrayando las persistentes dificultades que enfrentan los jóvenes y las familias para acceder a la vivienda, así como el impacto devastador de las adicciones en la libertad y dignidad de las personas.
Prieto amplió su mensaje al pedir la intervención del Apóstol para poner fin a la violencia contra niños y mujeres, y la guerra, fenómenos que han arrasado con la verdad, la justicia y con el derecho a una vida digna. Este clamor resuena en un contexto en el que la paz y la justicia son más necesarias que nunca.
En un momento de su discurso, el arzobispo recordó la apertura reciente del Jubileo de la Esperanza, el próximo Año Santo Romano 2025, mencionando la necesidad de fomentar una esperanza que no solo sea ideal, sino que esté profundamente arraigada en el compromiso social y humano. "Vivir debería ser más que simplemente sobrevivir", afirmó, evidenciando un deseo por transformar la realidad presente en una más compasiva y justa.
En su ofrenda al Apóstol, Francisco José Prieto encomendará a todos los españoles y gallegos así como a sus familias, con la esperanza de que continúen siendo un pilar de vida y fe, donde cada individuo, especialmente los más vulnerables como niños y ancianos, reciba el amor y el cuidado que merecen.
El arzobispo también enfatizó la importancia del liderazgo responsable, pidiendo por aquellos que ocupan cargos públicos para que enfoquen sus energías en el bien común. "La construcción de una sociedad en paz debe basarse en la verdad, la justicia y la libertad sin caer en extremismos ni exclusiones", señaló, insistiendo en que el deber hacia la sociedad debe prevalecer sobre las diferencias políticas legítimas.
Finalmente, ante el Apóstol Santiago, Prieto clamó por la bendición del rey Felipe VI y toda la familia real, así como para todos los presentes y sus familias. Con un mensaje inspirador que rescató las palabras del Papa Francisco, concluyó afirmando que la esperanza puede convertir a los caminantes en peregrinos en el Camino de Santiago, recordando que desde esta emblemática ciudad, renazca siempre aquella esperanza que nunca se apaga y que nos sostiene en los tiempos difíciles.
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