La hermana de la víctima afirma que el acusado era "cliente frecuente" y el solicitado apunta que al creador "se le debía entender, puesto que "abrieron el portalón"
LUGO, 6 Feb.
El único acusado por el doble asesinato del Cash Record de O Ceao (Lugo), ocurrido hace prácticamente 30 años, ha negado este lunes su implicación con el delito y ha señalado que fueron 2 toxicómanos que conoció en la prisión --antes de estos sucesos-- los que lo incriminaron "para favorecerse", una vez que los cogieran traficando con sustancia.
El acusado, que ha entrado a la Audiencia Provincial de Lugo con la cara prácticamente tapada con gorro y mascarilla, se ha negado a contestar a los letrados de la acusación y solo ha respondido a las cuestiones elaboradas por el fiscal y por su letrada.
Así, M.J.V.C. ha reconocido que iba al lugar "prácticamente todas las semanas" a obtener alcohol para el local que dirigía en la Rúa Nova y que, por ende, conocía a las víctimas, Elena y Esteban.
En esta línea, ha apuntado que "no conocía el nombre de los muertos" y tampoco "sus horarios o en el momento en que era la recaudación" y ha precisado que, tras el delito, "prosiguió yendo al lugar" y de lo ocurrido "se enteró por la prensa". También ha negado haber tenido altercados con la cajera por no estimar abonar sus compras.
En su relato, el acusado ha señalado que en 1993 entró en prisión por tráfico de drogas y armas y que allí conoció a 2 toxicómanos que le ofrecieron vender sustancia en su bar, algo a eso que accedió.
De este modo, ha apuntado que a estas 2 personas "las cogieron con sustancia y se idearon lo de Cash Record para favorecerse". Además, ha apuntado que "no llegaron a ir ni al calabozo".
La segunda llamada a declarar en esta primera día fué la hermana de la fallecida, María Isabel López, que el día de los hechos asistió, "como era frecuente", a agarrar a su hermana al trabajo, hacia las 20 horas, acompañada de sus 2 sobrinos de 4 y seis años.
En su relato, López ha apuntado que estuvo "tocando el claxon", pero que Elena "no daba salido" y en el momento en que se aproximó al local vio "todo apagado, salvo una pequeña luz y había música puesta", algo que "no era frecuente". Así, ha señalado que dejó a las pequeños con su madre y volvió al Cash Record con su padre y su marido, donde hallaron los cadáveres, y que más tarde entró su marido "que les tomó el pulso".
Además, López ha asegurado que "era un misterio a voces que M.J.V.C se encontraba implicado en el delito". También ha recordado que la relación del acusado con su hermana "era cliente frecuente, de seguridad" y que Elena "llegó a aconsejarle a mi padre a fin de que le hiciera una reparación en el bar".
También, López aseguró que acompañaba a su hermana, tras recogerla en el lugar, al cajero a dejar el dinero de la caja "prácticamente todos los días" en el momento en que acababa su jornada de trabajo.
Entre los presentes estuvo el marido de Elena, que ha cobrado todas y cada una de las indemnizaciones como consecuencia de su fallecimiento, quien ha señalado que "no conocía" al acusado antes de los hechos y que "jamás había ido a su bar".
Sobre lo ocurrido aquella noche, explicó que estaba haciendo un trabajo en el momento en que "llegó su suegra llorando con los pequeños" y indicó que fue a la comisaría -- que se encuentra a la vera de la cafetería -- y le llevaron "en vehículo patrulla" al lugar.
En esta línea, ha aludido a que antes de estar en la cafetería donde trabajaba en el instante de los hechos "iba en ocasiones por la tarde" a agarrar a Elena y que "la acompañó frecuentemente al cajero".
El solicitado del Cash Record en el instante de los hechos y el otro usado pasaron asimismo este lunes por la Audiencia Provincial, donde los dos han negado que antes del delito se llevaran a cabo en el cajero. Así, han puntualizado que "los capital se hacían en la oficina" y "comunmente iba el solicitado".
En su testimonio, el entonces solicitado del lugar ha contado que al irse el último cliente "se cerraba el portalón y frecuentemente la puerta interior, que unicamente se abría después si era alguien popular", con lo que ha considerado que al creador de los hechos "se le debía entender".
Así, ha destacado que a Elena "siempre y en todo momento iban a procurarla" al salir, pero que "no sabía de que el acusado se hubiera intentado irse cualquier día sin abonar".
Por su lado, el otro usado, que jamás trabajaba cada sábado por la tarde, asimismo dijo que "frecuentemente llevaba la recaudación el solicitado" y que cree "que siempre y en todo momento en la oficina". De este modo, al darse cuenta de los hechos asistió al local pero en el momento en que llegó "ahora había cadáveres".
En esta día ha proclamado asimismo un vigilante de seguridad del polígono de O Cea. Así, se tuvo presente otro testimonio, de un individuo ahora fallecida.
Era la noche del 30 de abril de 1994 en el momento en que Isabel, preocupada por la tardanza en regresar a casa de su hermana Elena, se desplazó hasta el Cash Record del Polígono de O Ceao de Lugo para conocer que ella como Esteban, un reponedor, los únicos trabajadores del lugar en el momento del cierre, habían sido asesinados a balazos en el lapso de un hurto.
Así daba comienzo entre los casos mucho más complejos del sistema judicial español y una salvedad: la Audiencia de Lugo ha abierto este lunes juicio oral contra el único acusado de este delito, una vista que se apoya en el sumario judicial en abierto y en trámite mucho más viejo del país.
En el lapso de todo este tiempo, el doble delito del Cash Record de Lugo estuvo a puntito de prescribir en frente de la pelea incansable de las familias de las víctimas a fin de que no cayera en el olvido.
La investigación inicial, poco ha podido saber del creador o autores del delito en su instante, a menos que el ataque se causó en el instante del cierre del lugar y que las víctimas abrieron la puerta a un individuo que no parecía sospechar una amenaza para ellos, con lo que sus familias siempre y en todo momento pensaron que era alguien popular.
Para el procesado, las familias de las víctimas, que ejercitan la acusación especial, solicitan 28 años de prisión por los 2 asesinatos y por un delito de hurto con crueldad, ya que se llevaron asimismo un botín de unos cinco millones de pesetas (30.000 euros). La Fiscalía, no obstante, no ha anunciado cargos contra el procesado, ya que no ve pruebas de cargo contra él.