Investigadores y dueños avisan de las adversidades económicas para sostener a los caballos salvajes y las dificultades institucionales
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 29 Ene.
En los últimos 50 años, la población de caballo salvaje, popular generalmente con el nombre de 'bestas', ha caído la mitad en los montes de Galicia, pese a ser el pasto de la mayor población de estos animales de toda Europa.
El caballo salvaje gallego está "bajo riesgo de desaparición". Esta la conclusión a la que llegó un aparato de estudiosos de la Universidade de A Coruña (UDC), dirigido por el doctor en Biología, Jaime Fagúndez, en el marco del emprendimiento Life GrazeLIFE.
Fagúndez explicó a Europa Press que no hay un censo oficial de estos animales, en tanto que "no está bien definido lo que son los caballos salvajes y cuales son sus peculiaridades".
De este modo, el estudioso indicó que hay una proposición doctoral de la década del 1970 que cifraba en 22.000 los ejemplares de caballos salvajes de las montañas gallegas. Así, la cree parcial que se hace hoy "señala que esta población se probablemente halla achicado hasta la mitad".
Sobre esta cuestión, el presidente de la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo (Pontevedra), Paulo Vicente Monteagudo, explicó a Europa Press que "en 2005 había en la asociación entre 600 y 700 caballos y en este momento hay una media de entre 350 y 400".
Situación afín es la que sucede en la Serra do Xistral, sobre la que el emprendimiento Life in common land, dirigido por la Diputación de Lugo, señala en su página web que la población de caballos salvajes gallegos ha descendido en los últimos años por fundamentos como el abandono de la actividad ganadera.
Las causas de esta reducción en el número de ejemplares argumentan a múltiples cuestiones. La falta de rentabilidad económica de esta actividad, las adversidades para entrar a ayudas o la sepa de reconocimiento de su valor cultural, son ciertas de ellas.
Fagúndez apunta al abandono de la actividad clásico de caballos en independencia como entre las primordiales causas. "La gente no desea o no puede sostener a los caballos, puesto que no es una actividad productivo si tenemos en consideración el valor de la carne del caballo en el mercado", apostilla.
Asimismo, el estudioso de la UDC indicó que múltiples de las regulaciones recientes, llevadas a cabo eminentemente por la Unión Europea, como la obligatoriedad de detectar a los caballos como un microchip "son condicionantes que no asisten".
En esta línea, las adversidades para entrar a subsidios en la situacion de asaltos de lobo son otro aspecto clave. "Al caballo gallego de monte le falta protección que lleve a cabo que sea un animal particular en nuestra fauna", ha añadido Vicente Monteagudo.
La falta de ayudas concretas para el caballo de monte salvaje se aúnan a los hurtos de ejemplares o a problemáticas derivadas de asaltos de lobos y creación de parques eólicos en los espacios en los que están.
Fagúndez ha citado, por ejemplo adversidades, que las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) europea, penalizan a un animal en independencia como el caballo, puesto que "no están contemplados".
En esta línea, ha subrayado que la normativa relativa a la identificación de los équidos en independencia o semilibertad "ordena a colocarles un microchip, algo que es difícil y tiene costos".
Asimismo, Vicente Monteagudo ha manifestado la preocupación de la Asociación por el hurto de 'bestas' que "acaban en mataderos furtivos". "Es realmente difícil coger a la multitud que lo realiza, pero la administración sabe que hay", ha apuntado.
Además, ha añadido que la creación de parques eólicos en zonas donde están estos caballos, "los pone bajo riesgo" y " cuentan tal y como si fueran vacas de producción, en el momento en que peleamos pues estos animales estén libres en el monte todo el año".
El emprendimiento europeo Life GrazeLIFE, dirigido por Fagúndez, apunta a los caballos salvajes, primordial para la conservación del ecosistema clásico, la biodiversidad, el almacenaje de altas tasas de carbono y la prevención de incendios de Galicia.
Esta investigación mantiene que las áreas de pasto de las 'bestas' tiene diferentes variaciones de brezo que "aportan valores ecosistémicos como altas tasas de carbono y bajo peligro de incendios". Así, ha sobresalido que, al consumir estos animales especies arborescentes, primordialmente tojo, "incrementan la calidad de los pastos y asisten a impedir incendios".
De este modo, el trabajo realizado por Life in common land asegura que el abandono del aprovechamiento clásico de los caballos en la Serra do Xistral "da sitio a la humillación de los brezales y sucesión hacia otras comunidades vegetales".
De este modo, protege que "es requisito el diseño y puesta en marcha de resoluciones renovadores para asegurar su persistencia y para la conservación de hábitats de brezal".
Más allí de la Rapa das Bestas de Sabucedo, Fagúndez reitera que que el caballo salvaje "no está valorado culturamente en Galicia". Así, reclama que podría tratarse de un factor turístico "que no se está explotando, no nos encontramos valorando la singularidad".
Por su parte, Vicente Monteagudo explicó que la rasura
para ellos "no es un espectáculo", puesto que las entradas que sacan del curro "son para hacer un puesto y para abonar los costos de los daños de las fincas donde entran los caballos".
Con todo, ha puntualizado que la rasura en Sabucedo "marcha como tradición, como acto cultural, pero hay que rememorar que sin 'bestas' no existe". Así, ha insistido en que "es el resultado definitivo, pero lo esencial es todo el resto".
"Estamos realizando los trámites para la declaración de a rasura das bestas bien de interés cultural, eso sería una primera vía para lograr preservar la tradición, pero más que nada las 'bestas".