En Burela, un municipio lucense, el sector pesquero que opera en el caladero nacional de Cantábrico-Noroeste ha salido a las calles para protestar enérgicamente contra la instalación de parques eólicos marinos, los cuales consideran como una amenaza para la biodiversidad de los ecosistemas marinos.
En un comunicado, los pescadores han expresado su profunda preocupación por la crisis climática actual, que los impacta de forma doble. Por un lado, como ciudadanos comprometidos con la sociedad, y por otro como trabajadores cuya subsistencia depende de la salud de los ecosistemas marinos.
Aunque están a favor de la transición hacia energías renovables y la reducción de emisiones de CO2, los pescadores exigen que estas medidas se implementen lejos de zonas de pesca, y que se realicen evaluaciones exhaustivas de impacto previas a su instalación.
La costa Atlántica y del Cantábrico albergan una de las flotas pesqueras más importantes de la Unión Europea, con más de 200 caladeros catalogados en las costas de Asturias y Galicia, según han indicado en el manifiesto.
Por tanto, critican duramente la expansión de la energía eólica marina en estas zonas, argumentando que no es compatible con los usos actuales ni con la escasa plataforma continental de estas costas.
Se han puesto de manifiesto los impactos negativos potenciales de esta industria en el medio marino, como la contaminación acústica con graves consecuencias para aves y mamíferos marinos, alteraciones en la dirección de las olas, cambios en las corrientes marinas y afectaciones a la biodiversidad.
Para los pescadores, este intento de industrialización marina en detrimento de la pesca sostenible y las comunidades pesqueras es inaceptable y resultado de presiones de grupos poderosos, con la complicidad de las autoridades.
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