Crónica Galicia.

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Gobierno homenajea a la exalcaldesa de O Porriño, primera víctima del Patronato de Protección a la Mujer.

Gobierno homenajea a la exalcaldesa de O Porriño, primera víctima del Patronato de Protección a la Mujer.

El reciente gobierno español ha decidido otorgar una Declaración de Reconocimiento y Reparación Personal a la figura de Eva García de la Torre, quien fue alcaldesa del municipio de O Porriño y que falleció en 2022. Este acto se produce como una respuesta a las injusticias y la represión que sufrió a manos del Patronato de Protección de la Mujer, debido a su orientación sexual. Asimismo, han declarado ilegítima la resolución del tribunal que autorizó su ingreso en esta institución bajo la sospecha de homosexualidad.

El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, fue el encargado de presentar formalmente este reconocimiento a Silvia Fernández, viuda de García de la Torre. Fernández ha estado a la vanguardia de la investigación que ha sacado a la luz las dificultades y sufrimientos que su pareja vivió, primero en instituciones religiosas y más tarde bajo la vigilancia del Tribunal Tutelar de Menores y el mencionado Patronato.

Desde muy temprana edad, concretamente a los cuatro meses, Eva García fue ingresada en el sistema de protección, iniciando su vida en la Casa Cuna de Sevilla. A lo largo de su infancia, estuvo bajo el control de varias instituciones religiosas, donde experimentó un entorno de rígido control y limitaciones, así como situaciones de maltrato, que marcaron su desarrollo personal.

A los doce años, mientras realizaba tareas domésticas, Eva se atrevió a expresar sus sentimientos hacia una mujer a través de una carta. Esta valentía le costó caro; fue denunciada por homosexualidad y sometida a un juicio sin las más mínimas garantías legales. Posteriormente, el Tribunal Tutelar de Menores decidió remitirla al Patronato de Protección de la Mujer, donde quedó recluida y aislada, sin posibilidades de contacto con el exterior.

Con solo 16 años, Eva fue trasladada a un centro religioso en Vigo, donde sufría un régimen aún más estricto. Tras un intento de fuga, fue llevada a otra residencia femenina, donde permaneció hasta 1985. Durante esos años, conoció a su primer esposo, con quien formó una familia, aunque su vida continuó marcada por los traumas vividos. Desde 2004 hasta su fallecimiento, sostuvo una relación con Silvia Fernández.

En su intervención, el ministro Torres destacó la historia de Eva como un claro ejemplo de la lucha por los derechos individuales que muchas mujeres y niñas enfrentaron durante un período de severa opresión. Al respecto, subrayó que la actual sociedad tiene el deber de reconocer y aprender de las dificultades que estas personas tuvieron que soportar.

Silvia Fernández, en su agradecimiento por el reconocimiento, enfatizó que Eva y muchas otras mujeres fueron víctimas de instituciones que ejercieron una opresión sistemática por ser mujeres. Fernández resaltó la necesidad de que casos como el de Eva se integren en la Ley de Memoria Democrática, lo que permitirá visibilizar el sufrimiento que muchas vivieron en un contexto que no les permitía ser libres.

Por último, Silvia hizo un llamado a recordar a todas esas mujeres que sufrieron injusticias en el pasado, destacando la importancia de no olvidar la ilegitimidad de las acciones de las instituciones que perpetuaron tales abusos, extendiendo la voz a las muchas que fueron silenciadas por el mero hecho de ser mujeres en una época de represión.