• sábado 1 de abril del 2023
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La acusada del delito de Muimenta afirma que no contó a los médicos que "oía voces" por el hecho de que "tenía temor a perder" la pequeña

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La madre repite en la reiteración del juicio que no recuerda nada de lo sucedido en la noche donde murió Desiré

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 27 Feb.

Ana Sandamil, acusada de matar a su hija Desirée Leal en Muimenta --Cospeito (Lugo) el 3 de mayo de 2019, volvió a proteger frente al jurado habitual que no recuerda "nada" de lo sucedido a lo largo de la noche y la madrugada de los hechos y que "nunca" haría daño a la pequeña, a quien "tenía temor a perder" por el trastorno que, afirma, sufría desde meses antes y que le hacía "oír voces" y sentirse "perseguida".

La declaración de la acusada ha abierto en la mañana de este lunes la reiteración de la visión judicial por el delito de Desirée Leal, que debe regresar a festejarse tras la anulación del juicio festejado hace un año siendo estimado el recurso de la defensa pues el TSXG comprendió que el veredicto del jurado habitual no se encontraba suficientemente animado sobre el nivel de imputabilidad de la procesada, que fue sentenciada a prisión persistente revisable por un delito de asesinato.

El estado mental a lo largo de la noche de los hechos de Ana Sandamil, para la que Fiscalía, acusación especial y acusación habitual piden prisión persistente revisable, está nuevamente en el foco en la reiteración de este juicio en el que, como ha reiterado a las partes y al jurado el presidente del tribunal, no puede ser tenido presente nada de lo registrado en la visión de hace un año.

El testimonio de Sandamil ha transitado en exactamente la misma línea que en el primer juicio. Asegura no rememorar nada de lo que ocurrió desde la noche del 2 de mayo por la mañana del día 3, en el momento en que afirma que descubrió a su hija fallecida, tirada sobre el suelo de la habitación donde había dormido con ella.

La acusada volvió a asegurar que su estado psicológico se encontraba perturbado desde hacía meses, coicindiendo con su asistencia a un curso de capacitación para desempleados. Dice que "oía voces" en su cabeza, que escuchaba que el navegador del turismo le "charlaba" y que se sentía "perseguida" por sus compañeros de curso, de los que creía que "le echaban veneno" en el café. Incluso, continuó, llegó a opinar que alguien se encontraba "envenando" el agua y que, de ahí que, comenzó a consumir agua embotellada.

Sin embargo, Ana Sandamil no relató que le sucedía esto a los facultativos a los que asistió meses antes del delito pues, según la acusada, "tenía temor a perder" la custodia de la pequeña a favor del padre de la pequeña, José Manuel Leal, de quien se había separado años atrás.

En cuanto al descubrimiento en el sitio de unos hechos de una botella con un fuerte fármaco diluido, ha asegurado que la había dispuesto para tomarlo ella y suicidarse, algo que no llegó a llevar a cabo por el hecho de que la interrumpió su hija.

"No recuerdo de haber hecho nada a mi hija responsablemente. No le haría nada. Era lo que mucho más deseaba, de qué forma iba a hacerle daño", ha proclamado Sandamil.

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