En la ciudad de A Coruña, el 13 de noviembre, ha comenzado un juicio que ha atraído la atención de la opinión pública debido a su trágico contexto. Alejandro F.G. se enfrenta a serias acusaciones por su supuesta implicación en la violenta paliza que resultó en la muerte de Samuel Luiz. Este individuo ha manifestado su inocencia frente al cargo de asesinato del que se le acusa, el cual conlleva una severa pena de hasta 22 años de prisión, solicitada por la Fiscalía y las partes acusadoras.
Durante su intervención en la Audiencia Provincial de A Coruña, Alejandro se ha limitado a responder únicamente a las preguntas formuladas por su abogado, eligiendo esperar al final de las declaraciones de testigos y peritos para hacerlo. Negó enfáticamente haber lanzado puñetazos a la víctima, afirmando: “En ningún momento le lancé puñetazos”. Su declaración se llevó a cabo en un ambiente tenso, en el que la gravedad de los hechos pesaba en el aire.
En su relato, Alejandro describió el incidente inicial, señalando que observó a Diego involucrado en un forcejeo con otro joven. Afirmó que su reacción fue instintiva, pues temía que se estuviera produciendo una pelea. Posteriormente, mencionó que, en medio del altercado, tomó a la víctima por la espalda y ambos cayeron al suelo. Sin embargo, se mostró categórico al negar que intentara asfixiar a Samuel: "Solo forcejeamos unos segundos", subrayó.
Alejandro también se pronunció sobre sus habilidades en artes marciales, dejando claro que nunca había practicado ningún tipo de combate. “Ni sabría hacer una técnica así”, comentó al referirse a la llave conocida como 'mataleón', que se le atribuye en este caso. Su insistencia en la falta de experiencia en este campo parece ser un intento de distanciarse de la gravedad de las acusaciones que enfrenta.
El acusado continuó su testimonio expresando un profundo pesar por lo que ocurrió aquella noche trágica. "Si me hubiera dado cuenta de lo que estaba pasando, juro por Dios que hubiera intentado parar la agresión", declaró con emoción. A lo largo de su declaración, dejó claro que se siente "muy arrepentido por lo que hice" y se defendió asegundando: "Creo que Samuel no murió por mi culpa". Su frase final resuena como un eco trágico en el contexto de una lucha por la verdad y la justicia en un caso que ha conmovido a la sociedad.
(Habrá ampliación)
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