Crónica Galicia.

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Propietario de Sargadelos critica a los sindicatos y revive tensión con la Inspección Laboral.

Propietario de Sargadelos critica a los sindicatos y revive tensión con la Inspección Laboral.

El propietario de Sargadelos, Segismundo García, ha expresado su descontento con los sindicatos Comisiones Obreras (CC.OO.), UGT y CIG, tras reunirse estos con la Inspección de Trabajo para discutir un expediente abierto a su fábrica en Cervo, Lugo, debido a problemas de seguridad laboral. Según García, estas organizaciones no representan adecuadamente la opinión de los trabajadores de la empresa, con quienes dice mantener una buena relación.

La controversia se origina en la falta de representación sindical en la factoría. A pesar de ello, las organizaciones sindicales mencionadas acudieron a la planta para apoyar a los empleados durante un conflicto que resultó en que la producción permaneciera paralizada y los trabajadores quedaran sin poder acceder a sus puestos de trabajo.

Este enfrentamiento todavía no ha terminado, ya que García ha enviado un nuevo documento por burofax a la Inspección de Trabajo, reiterando su solicitud de cerrar la fábrica por no poder cumplir con la normativa vigente en materia de seguridad.

Las últimas elecciones sindicales en Sargadelos se llevaron a cabo en 2017, cuando se eligieron tres delegados para una plantilla de menos de 50 trabajadores. Actualmente, la empresa supera el centenar de empleados, lo que debería haber llevado a la formación de un comité más grande, pero el anterior comité quedó disuelto tras los despidos que realizó García, incluyendo el caso de Rogelia Mariña, representante de UGT, quien fue despedida y luego reinstalada por orden judicial.

En su reciente comunicación, el empresario defiende la idea de que su relación con los trabajadores es satisfactoria, afirmando que no requiere la mediación de sindicatos o patronales. Muestra su sorpresa al ver a la Inspección reunirse con estos sindicatos, sugiriendo que puede haber un corporativismo involuntario en sus acciones.

Sobre el expediente que enfrenta su fábrica, García señala que ha sido notificado de la necesidad de implementar mejoras de seguridad en un plazo de seis meses, algunas de ellas de carácter urgente, como el uso de mascarillas, según fuentes vinculadas a la Inspección de Trabajo.

Durante una reunión en Lugo, se reforzó que las obras necesarias para cumplir con la normativa deben realizarse dentro del semestre, aunque tienen que ser autorizadas previamente por la Xunta, debido a que el edificio es considerado de interés cultural.

La intervención de la Xunta, específicamente del conselleiro de Empleo, José González, fue fundamental durante el conflicto, logrando un acuerdo que los sindicatos consideran poco concreto, ya que solo establece la realización de un estudio sin fechas definidas o acciones claras.

García afirma que si efectivamente la Inspección considera que su fábrica es peligrosa para la salud de los trabajadores, lo correcto sería cerrar la planta. Se citan dos casos de silicosis entre las trabajadoras como razón para explicar la apertura del expediente laboral.

En su escrito a la Inspección, reitera su deseo de cierre, afirmando que no tiene la capacidad para cumplir con la legislación laboral presente y que su prioridad es proteger la salud de sus empleados, sugiriendo que la clausura también ayudaría a simplificar los procesos burocráticos relacionados con la inactividad de la fábrica.

Además, García menciona la competencia con otras empresas del sector, transmitiendo su esperanza de que todos los negocios de cerámica y loza sean igualmente rigurosos en la aplicación de las normativas de seguridad, para no sentirse en desventaja.

Señala que otros fabricantes posiblemente no cumplen con los requisitos de seguridad exigidos por la Inspección en su última visita, y agrega que Sargadelos había disfrutado de un ambiente laboral pacífico y próspero hasta ahora. Por otro lado, el empresario se define como un “patrón adinerado” que se ve obligado a someterse a una intervención quirúrgica a causa de problemas de salud, insinuando que estos problemas podrían también estar relacionados con la exposición al polvo de sílice en la planta, lo que ha llevado a las trabajadores a desarrollar enfermedades pulmonares.