El miércoles se espera la presentación de testimonios cruciales, incluida la declaración del propio acusado, quien cerrará las intervenciones.
LUGO, 27 de mayo.
La segunda jornada del juicio con jurado popular en el caso del asesinato de Cristina Cabo Buján, una emprendedora local que administraba una tienda de productos orgánicos, ha estado marcada por la intensa investigación que la Policía realizó tras su brutal muerte en 2022. J.U.V.S., el denunciado, enfrenta acusaciones de haberle propinado 47 puñaladas aquella fatídica noche, tras haber pasado tiempo juntos en su hogar.
El caso gira en torno a la calificación de los hechos: se debate entre asesinato y homicidio, dado que el acusado admitió su responsabilidad tras su detención. A lo largo del día, se presentaron numerosas evidencias recopiladas en la investigación, y alrededor de una veintena de agentes, con distintos roles, expusieron sus hallazgos y los correspondientes informes.
En total, se han presentado 118 pruebas materiales y más de 500 fotografías, muchas de las cuales se mostraron al jurado. Un video también fue proyectado, recreando los eventos. Sin embargo, debido a la naturaleza impactante de las imágenes, que mostraban el cuerpo de Cristina en su sala de estar, la sala se desocupó en varias ocasiones para proteger la privacidad de la víctima y evitar que sus amigos y familiares se sintieran angustiados.
Durante la reconstrucción de los hechos, el acusado relató que llegó a casa de Cristina porque ella se comprometió a cubrir un gasto, y que al intentar irse, ella reaccionó de manera agresiva, amenazándolo con un cuchillo y llamando a la Policía. Según su versión, "la situación se escapó de mis manos".
Entre los hallazgos evidenciados esta jornada, se notó el desorden en la sala, que mostraba indicios de una pelea, a diferencia de las demás habitaciones. Se detectaron grandes cantidades de sangre, así como huellas de pisadas y manos en diversas áreas, sin que existiesen signos de forciamiento en la entrada. Las investigaciones se centraron en un cuchillo, un vaso y un paraguas, cuyos restos también fueron examinados.
Las grabaciones de las cámaras de seguridad mostraron la ruta tomada por ambos desde un bar hasta el domicilio a primeras horas de la mañana. También se identificó a una persona en la bicicleta de la víctima, que pasó por el lugar poco después del incidente.
Los investigadores señalaron que el acusado no tenía antecedentes penales previos y que era un conocido consumidor de drogas, una situación que preocupaba a su madre, quien decidió que él se trasladara a España para mejorar su vida.
Asimismo, se hallaron indicios en el móvil del acusado que revelaron sus conexiones con grupos militares y su conocimiento en el uso de armas, además de que se encontraron trazos de sangre en sus zapatillas, que él había intentado limpiar al día siguiente. La ropa que llevaba fue descartada, pero no fue localizada pese a las búsquedas efectuadas en la planta de Sogama en Cerceda.
Si bien el primer día se escucharon las declaraciones de testigos y amigos, en esta ocasión, el acusado, que había mantenido una postura estoica el lunes, mostró vulnerabilidad al llorar en varias ocasiones durante la sesión matutina.
El juicio concluirá el miércoles, con una última sesión matutina, y se anticipa que las declaraciones de los peritos y la del acusado, quien puede optar por no declarar, sean los puntos culminantes. En efecto, la defensa decidió no presentar a un amigo ni a un familiar del acusado en esta jornada. Se espera que el veredicto del jurado se conozca el viernes.
La Fiscalía y la acusación popular solicitan una pena de 30 años de prisión para J.U.V.S., quien ha confesado ser el autor del asesinato de Cristina Cabo Buján. Los hechos se remontan a finales de 2022, cuando los implicados se conocieron en un bar y el acusado la acompañó a su hogar en lo que se presume iba a ser un encuentro consensuado.
Dos horas después de su llegada, se produjo un altercado que culminó en la agresión, con 47 puñaladas que le causaron a la víctima una muerte lenta y dolorosa. Tras el ataque, el acusado abandonó la vivienda llevándose consigo un ordenador y una bicicleta.
La hermana de Cristina halló el cuerpo al día siguiente, tras no conseguir contactarla por teléfono. La investigación se activó cuando la hermana de J.U.V.S. lo delató al encontrar el ordenador. Aunque admitió el crimen tras su arresto, atribuyó su comportamiento a un estado de alteración mental inducido por el uso de drogas y alcohol.
La acusación suma un par de delitos: asesinato con alevosía y ensañamiento, para el que pide 25 años, además del robo con violencia, que suma 5 años más, junto a una indemnización de 230.000 euros a la familia de la difunta por daños morales.
Por su parte, la defensa busca que la condena se reduzca a 15 años, argumentando que no hubo premeditación y que el acusado actuó en defensa propia debido a un trastorno mental generado por el abuso de sustancias.
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.