La Guardia Civil ha llevado a cabo la detención de diez personas que formaban parte de una organización criminal dedicada a la distribución de cocaína en España y parte de Portugal. La investigación, dirigida por la Audiencia Nacional, ha sido crucial en la operación, que ha contado con la intervención de más de 250 agentes de la Guardia Civil.
El grupo delictivo se servía de la tecnología de inhibidores de frecuencia y sistemas de detección de radiofrecuencia para distribuir la droga en vehículos. Esta tecnología, sumada a un taller clandestino ubicado en Vigo, fue indispensable para el transporte del estupefaciente en vehículos sin necesidad de contar con otros coches de seguridad.
En la fase de explotación de la investigación, se incautaron 220 kilos de cocaína y 2,5 kg de hachís, así como 640.000 euros en billetes de diversas denominaciones, ocho vehículos, inhibidores de frecuencia y sistemas de detección de radiofrecuencia. La mayoría de los detenidos tienen vínculos familiares y guardan relación con el narcotráfico desde hace años.
Según la Guardia Civil, el papel de la granja agrícola en Pontevedra fue fundamental en la logística de transporte del estupefaciente, contando con un sofisticado sistema de soterramiento.
Los detenidos han pasado a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, imputados por delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública y blanqueo de capitales. La operación también ha permitido bloquear más de cuatro millones de euros entre sociedades mercantiles, bienes inmuebles, embarcaciones y cuentas bancarias.
La Guardia Civil ha destacado el alto nivel de vida de muchos de los miembros del grupo criminal, a pesar de que no cuentan con ingresos económicos legales conocidos. Adquieren con frecuencia vehículos de alta gama, mobiliario y realizan viajes exclusivos.