En un destacado operativo, la Guardia Civil ha logrado desmantelar una organización criminal dedicada al robo de cable de cobre, arrestando a tres de sus principales miembros. Este grupo, que ha sido acusado de varios robos en las provincias de Lugo y A Coruña, utilizaba un modus operandi metódico y cuidadosamente planificado.

De acuerdo con el Instituto Armado, la investigación se desarrolló a lo largo de los últimos meses cuando se advirtió la sustracción de grandes cantidades de cable de cobre, crucial para las comunicaciones telefónicas. La situación encendió las alarmas y llevó a un despliegue significativo de recursos policiales.

Los investigadores dieron con los delincuentes, quienes residían en Valencia. Estos operaban principalmente desde los núcleos de Guitiriz y Betanzos, estableciendo una base estratégica desde la cual se movilizaban a diferentes lugares con fines delictivos. Su elección de objetivos se centraba en áreas rurales y boscosas cercanas a carreteras secundarias, lo que les permitía trabajar en la sombra y evadir la detección.

Una vez que determinaban sus objetivos, el grupo, con una clara jerarquía organizativa, se trasladaba en vehículos alquilados en Valencia. Esta táctica tenía como fin confundir a las autoridades, ya que los vehículos estaban registrados a nombre de miembros no fichados de la banda.

El primer vehículo cumplía la función de lanzadera, alertando al grupo sobre posibles controles policiales y proporcionando información en tiempo real. Esto les permitía actuar con mayor rapidez y eficacia.

Trabajaban principalmente por la noche, lo que, junto a su capacidad de desplazarse constantemente, complicaba considerablemente su detección por parte de las fuerzas del orden. Al llegar al lugar del robo, procedían a cortar el cable telefónico en secciones manejables que podían cargar fácilmente en una furgoneta para su posterior traslado.

Durante el curso de la investigación, los agentes lograron anticiparse a un posible robo al establecer un operativo especial. Esta estrategia culminó en la captura del grupo cuando se aprestaban a abandonar la provincia con su botín.

En el registro de los vehículos, los agentes encontraron un total de 4.400 kilogramos de cable telefónico, así como herramientas de corte, una escalera, linterna, prendas oscuras y guantes. Además, se incautaron de 1.770 euros en efectivo y recuperaron el cable de cobre, que fue devuelto a su propietario legítimo.

La investigación continúa en marcha y las autoridades no descartan la posibilidad de realizar más detenciones. Según las estimaciones preliminares, el valor de los materiales robados supera los 60.000 euros, lo que revela la magnitud del delito y la necesidad de una vigilancia constante en estos escenarios.