Crónica Galicia.

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La Policía protege a árbitro en Pontevedra tras amenazas de un padre.

La Policía protege a árbitro en Pontevedra tras amenazas de un padre.

En una inquietante demostración de falta de civismo, la Policía Local de Pontevedra tuvo que intervenir el pasado fin de semana para proteger a un árbitro tras la escalofriante amenaza de un padre de un jugador. Este suceso, ocurrido en el campo de fútbol Príncipe Felipe, nos recuerda la importancia de mantener la decencia y el respeto en el deporte, valores que deberían ser inquebrantables, especialmente en un entorno dedicado a la formación de niños.

De acuerdo con la información proporcionada por el Ayuntamiento, los acontecimientos se desarrollaron el sábado 2 de noviembre alrededor de las 14.30 horas. Fue en ese momento cuando se solicitó la asistencia inmediata de los agentes, quienes se dirigieron al lugar para garantizar la seguridad del colegiado después de que un espectador emitiera amenazas. Este hecho no solo refleja un comportamiento individual dañino, sino que plantea serias interrogantes sobre el ambiente que fomentamos en nuestras actividades deportivas.

En el interior del campo, el árbitro se dirigió a los agentes y les contó que durante el transcurso del partido, uno de los padres había sobrepasado todos los límites al insultarlo y amenazarlo con agredirlo físicamente. La situación llegó al extremo cuando el padre en cuestión le anunció que lo esperaría a la salida del recinto. Este tipo de actitud es completamente inaceptable y contradice la esencia misma del deporte, que debería inculcar valores de respeto y buen comportamiento.

El árbitro pudo identificar al progenitor agresor, ya que lo conocía personalmente, lo que añade un nivel de gravedad a la situación. Sin embargo, al momento de salir del campo, los agentes de policía revisaron los alrededores y se percataron de que el padre identificado no se encontraba presente, lo que permitió que el árbitro abandonara el lugar sin incidentes adicionales. La intervención policial, en este caso, no solo fue necesaria, sino que subraya la responsabilidad colectiva de proteger a quienes hacen posible el desarrollo de estas actividades.

La Policía Local ha hecho hincapié en que, aunque estas acciones no constituyen un delito, son completamente reprobables desde una perspectiva cívica. Se destaca que comportamientos de este tipo están muy alejados de la educación y los valores que debemos procurar inculcar en los más jóvenes. En un momento en que el respeto y el civismo parecen estar en declive, es fundamental que todas las partes involucradas en el deporte trabajen de manera conjunta para restaurar un ambiente propicio para la formación y el crecimiento de nuestros niños.