La parlamentaria del PSdeG, Paloma Castro, generó polémica al afirmar que la ley contra el proxenetismo fracasó en el Congreso debido a "presiones" del 'lobby' de la prostitución o por la presencia de diputados "puteros" en los grupos que votaron en contra.
El PP rechazó estas declaraciones, defendiendo que en su grupo no hay "puteros", y cuestionando si lo mismo puede decir el PSOE al respecto.
El rechazo al texto de la ley propuesta por los socialistas se debió al voto contrario de partidos que se consideran "progresistas" y al cambio de postura de grupos como el PP, según Castro.
La viceportavoz del PP en Galicia, Paula Prado, solicitó al presidente de la Cámara que las afirmaciones de Castro se consideraban una falta de decoro hacia el Grupo Popular.
Prado reiteró que en las filas del PP no hay "puteros" y mencionó una presunta historia de relaciones entre "cargos socialistas" y la prostitución.
El presidente del Parlamento ordenó la eliminación de la palabra "putero" del debate a petición de Prado, tras la negativa de Castro a retirarla.
El debate se enmarcó en la discusión de una moción del BNG que pedía la rectificación de la división de la Secretaría Xeral de Igualdade por parte de la Xunta.
La diputada nacionalista Noa Presas criticó esta decisión por considerarla una "rebaja" en la lucha contra el machismo y contra el principio de transversalidad en las políticas de igualdad.
La moción fue rechazada con los votos del PP, cuya diputada Raquel Arias acusó a nacionalistas y socialistas de romper la unanimidad en la Cámara en materia de violencia de género.
En su intervención, el diputado Armando Ojea mencionó la presencia de clubes de carretera en los que se ejerce la prostitución, comparándola con los trenes usados por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
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