
La política local en Forcarei (Pontevedra) ha dado un giro inesperado con el regreso de Belén Cachafeiro, del Partido Popular, a la alcaldía, luego de que una moción de censura prosperara contra la socialista Verónica Pichel. Este cambio de liderazgo se hace posible gracias al apoyo de un exmiembro del gobierno que se había delineado como un tránsfuga y que en 2023 había sido expulsado de la formación.
Cachafeiro, quien ya lideró el municipio entre 2012 y 2019, se comprometió a abordar de inmediato las necesidades de Forcarei, comenzando por la aprobación de presupuestos municipales que han estado ausentes durante seis años. Este retorno a la alcaldía fue respaldado por un pleno lleno de ciudadanos y miembros destacados del PPdeG, destacando la unidad y el respaldo que la nueva regidora busca incrementar en su gestión.
La moción de censura se aprobó gracias al voto favorable de los cinco concejales del PP y de Rafael Fiestras, quien al haber dejado atrás su vinculación con el PSdeG-PSOE se convirtió en un aliado clave. En cambio, los cuatro concejales socialistas y un único representante del BNG no dieron su apoyo a esta iniciativa, reflejando la fractura política que se ha ido gestando en la localidad.
Un factor decisivo en la ejecución de este cambio fue una reciente decisión del Tribunal Constitucional, que modificó la interpretación de la ley electoral sobre la inclusión de tránsfugas en mociones de censura, facilitando así la reunión de la mayoría necesaria para destituir a Pichel.
La alcaldesa saliente había enfrentado una creciente falta de apoyo tras la partida de Fiestras y la salida del concejal nacionalista en junio. Ahora, tras su toma de posesión, Cachafeiro se ha comprometido a revitalizar la administración municipal, alegando que durante el mandato socialista, se descuidó tanto a los ciudadanos como a sus necesidades fundamentales.
En su primer discurso como alcaldesa, enfatizó la existencia de múltiples problemas no resueltos que se deben a una gestión deficiente. En particular, mencionó la carencia de atención a las 13 parroquias, los numerosos compromisos financieros pendientes y la urgencia de establecer políticas de vivienda, que son consideradas prioritarias por la ciudadanía.
Cachafeiro se mostró decidida a gobernar con un enfoque de "unidad y rigor", prometiendo que no cederían a las presiones de partidos que no logran mantenerse en el poder, y buscando crear un gobierno proactivo que responda a las expectativas de la población.
Su agradecimiento a quienes la apoyaron fue evidente, centrándose en la comunidad y en la cúpula del PP gallego que estuvo presente en el pleno. También valoró la valentía del concejal no adscrito que facilitó la moción de censura, reiterando la necesidad de escuchar a todos los ciudadanos en la nueva gestión.
La jornada se desarrolló de manera ordenada, con un salón llenísimo desde primerísima hora, donde tanto simpatizantes del PP como del PSOE estaban presentes. Verónica Pichel, visiblemente afectada, se mostró cordial con los asistentes antes de la votación, que se llevó a cabo bajo la presidencia de Ricardo Villaverde, el concejal de mayor antigüedad.
Villaverde criticó la falta de gestión del anterior gobierno, argumentando que los seis años sin presupuestos habían generado numerosos problemas administrativos. En este sentido, los retrasos en los pagos a proveedores y la necesidad de hacer usos extraordinarios de créditos fueron parte de las quejas expuestas por el nuevo equipo de gobierno.
Por su parte, Pichel defendió su gestión en un breve discurso, reconociendo que las circunstancias habían cambiado y asegurando que el PSOE apoyará propuestas que beneficien a la comunidad. A pesar de la situación, confía en que el partido recupere la confianza de los votantes en el futuro.
El concejal del BNG también hizo eco de las críticas hacia la gestión del PSOE, lamentando que un partido que había logrado sacar al PP del gobierno durante tanto tiempo, ahora enfrentara retos por los incumplimientos pasados. Sin embargo, se mostró comprometido con la legalidad y la necesidad de que los ciudadanos sean representados adecuadamente.
Finalmente, Rafael Fiestras, protagonista clave del cambio, reafirmó su intención de trabajar por el bienestar de Forcarei, expresando abiertamente su descontento hacia Pichel durante el pleno. Los aplausos de los asistentes subrayaron el clima de apoyo en torno a su figura y la nueva dirección que tomará el gobierno local.
La sesión concluyó sin grandes contratiempos, con una situación tensa que reflejaba más las divisiones políticas que las expectativas de cambio. Mientras algunos miembros del público se desilusionaban con el BNG, se escucharon voces pidiendo al concejal que mantuviera su compromiso con la comunidad, ilustrando el dilema que enfrenta la política en Forcarei a partir de este momento.
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