Crónica Galicia.

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Confeso del asesinato de Elisa Abruñedo invoca "disociación de la realidad" para eludir su declaración.

Confeso del asesinato de Elisa Abruñedo invoca

La Fiscalía ha presentado un caso contundente contra Roger Serafín Rodríguez, quien ha admitido ser el responsable de la brutal muerte de Elisa Abruñedo, un crimen que ocurrió en septiembre de 2013 en Cabanas, A Coruña. Durante su intervención ante el Tribunal del Jurado, la Fiscalía subrayó que el acusado estaba plenamente consciente de sus actos y que tomó la decisión de atacar a la víctima, quien no tuvo ninguna oportunidad de defenderse.

El acusado se ha negado a declarar, mientras que su defensa ha solicitado una sentencia "justa", argumentando que su cliente experimentó una "disociación de la realidad" y llegó a pensar que otra persona había cometido el crimen. Sin embargo, la Fiscalía y las acusaciones particulares sostienen que el procesado tenía total conocimiento de sus acciones durante el ataque.

El Ministerio Público ha insistido en la naturaleza atroz del crimen, evidenciando que la víctima fue atacada con extrema violencia, y que sufrió una agresión sexual antes de ser apuñalada repetidamente. En su exposición, se destacó que el acusado se jactó de no ser identificado por más de diez años y que las pruebas de ADN finalmente lo llevaron a la cárcel.

Los representantes de la acusación particular, quienes actúan en nombre de los hijos de la víctima, también han enfatizado la "memoria selectiva" del acusado, señalando que durante la última década condujo una vida ordinaria, lo que sugiere una falta de remordimiento. Los abogados argumentan que el uso de la fuerza fue desproporcionado y que el acusado actuó con alevosía.

La letrada de una de las acusaciones particulares destacó que el procesado arrastró a la víctima hacia un área densa y alejada, aumentando así su sufrimiento. Ambos grupos de acusación han solicitado un total de 37 años de prisión, mientras que la Fiscalía pide 32 años por los delitos de agresión sexual y asesinato.

La defensa ha argumentado que el incidente ocurrió a plena luz del día, en una zona donde podían haber pasado testigos, lo que buscaría desestimar algunas de las agravantes añadidas por la acusación. En su argumentación, aseguraron que su cliente había confundido los hechos, pensando erróneamente que otra persona había perpetrado el crimen.

Desde su arresto en octubre de 2023, cuando la Guardia Civil lo detuvo en su lugar de trabajo en Navantia Ferrol, el acusado ha confesado ser el autor del crimen cometido diez años antes. Durante el ataque, lo que inició como un simple paseo de la víctima se transformó en una pesadilla, cuando él la tomó por la espalda y la llevó a un lugar oculto para agredirla.

Según el relato del Ministerio Público, a las 20:45 horas del 1 de septiembre de 2013, el acusado avistó a la víctima mientras conducía su vehículo. Luego de detenerse, la atacó, vilmente propinándole golpes y arrastrándola hacia un terreno agreste donde no era visible desde la carretera.

Una vez en el lugar escogido para su acto atroz, el hombre violó a Elisa y, posteriormente, la apuñaló en varias ocasiones con un cuchillo que llevó consigo, huyendo inmediatamente después de causar su muerte. La Fiscalía pide una pena total de 32 años, en tanto que las acusaciones particulares exigen una pena aún mayor y compensaciones significativas para los hijos de la víctima.