
En un evento reciente en Santiago de Compostela, se han revelado preocupantes estadísticas sobre el insomnio en niños y adolescentes diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Durante la 33ª Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño (SES), se presentó la 'Encuesta nacional sobre los problemas de sueño en pacientes con TEA', donde se indica que un alarmante 85% de los niños y el 81% de los adolescentes afectados presentan al menos un síntoma de insomnio.
Los profesionales que intervinieron en una rueda de prensa posterior al evento resaltaron que este problema suele estar subdiagnosticado en la población con TEA. Afirmaron que establecer un diagnóstico correcto es esencial, dado que distintos estudios han encontrado una relación directa entre la calidad del sueño y el agravamiento de los síntomas en estos pacientes.
En la misma rueda de prensa, se dio a conocer un documento de consenso que, actualmente en revisión, abordará el tratamiento del insomnio en jóvenes con TEA menores de 18 años. Este documento proporcionará herramientas para un diagnóstico adecuado y recomendará un enfoque integral para el tratamiento, que podría incluir tanto opciones farmacológicas como no farmacológicas.
Los expertos han destacado que las medidas de higiene del sueño y la terapia cognitivo conductual deben ser consideradas como las primeras alternativas de tratamiento. Sin embargo, en casos donde estas estrategias resulten insuficientes para mitigar el insomnio persistente, se sugiere el uso de melatonina pediátrica de liberación prolongada como opción de tratamiento inicial, junto con otros medicamentos si se observa escaso avance.
Pura Ballester, investigadora de la Universidad Católica San Antonio de Murcia involucrada en el estudio, explicó que los síntomas del insomnio pueden confundirse con características inherentes al autismo, lo que contribuye al subdiagnóstico. Además, mencionó que la ansiedad y problemas gastrointestinales asociados al TEA también pueden repercutir negativamente en la calidad del sueño de estos jóvenes.
Ballester hizo énfasis en el hecho de que las reacciones comunes en personas autistas, como la hipersensibilidad a ciertos estímulos, pueden complicar el diagnóstico y el reconocimiento de las dificultades con el sueño.
Subrayando la relevancia de este tema, los investigadores señalaron que un diagnóstico adecuado es crucial, ya que el sueño es una necesidad fisiológica fundamental. Además, el insomnio no tratado puede llevar a una cronificación de los problemas a medida que estos individuos crecen.
Los autores del estudio también hicieron notar que no existe hasta el momento un manual nacional o europeo que aborde el insomnio en personas con TEA. Este vacío dificulta la atención integral que se debería proporcionar, lo que llevó a la creación del documento de consenso liderado por la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la SES.
El doctor Gonzalo Pin, miembro de la SES, argumentó que la complejidad de los trastornos del sueño en este grupo de pacientes, junto con las variaciones en las respuestas a los tratamientos, ha contribuido a la falta de documentos de consenso hasta ahora.
Por su parte, Milagros Merino, presidenta de la SES, insistió en que un diagnóstico acertado y la implementación de normas específicas para la higiene del sueño son indispensables. No obstante, enfatizó que esto no bastará por sí solo; es necesario establecer un tratamiento efectivo para lograr un patrón de sueño saludable.
Finalmente, el doctor Pin concluyó que es fundamental que los pediatras de Atención Primaria reciban formación en la detección de trastornos del sueño en niños y jóvenes con TEA, con el fin de garantizar una atención más completa y precisa a esta población vulnerable.
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